Guadalupe Siles: La determinación para sostener una finca y su familia
Guadalupe Siles es una caficultora de 53 años, miembro de la Junta Directiva de la Asociación de Cafetaleros de Matagalpa (Asocafemat), organización miembro de Nicafés. Conoce su experiencia liderando por veinte años su finca y renovando con éxito sus cafetales.
A esta caficultora no se le consigue fácilmente sobre todo en tiempo de corte porque anda en el “corre y corre”, dirigiendo la cosecha de sus fincas. Hace 20 años se inició en estos afanes, junto a su fallecido esposo José Ángel Lanzas.
Empezaron comprando una manzana de tierra hasta llegar a tener 24 manzanas. Actualmente tienen 11 cultivadas con café en proceso de renovación. Y están ubicadas en las comunidades El Carmen y la Pacayona, en el Municipio de San Ramón, departamento de Matagalpa. A todas estas fincas, ella las atiende personalmente.
Incrementar la producción
Actualmente Guadalupe está produciendo 362 quintales de café, debido al proceso de renovación de cafetales, que inició desde hace dos años.
Guadalupe inició este proceso al ver que había mucho daño en sus cultivos, método que ha implementado desde hace muchos años a fin de disminuir las pérdidas en la producción, reducir los costos en la cosecha y manejar la broca.

La productora ha hecho uso de su propia experiencia y de sus propios fondos para renovar sus cafetales, pero hace dos años, solicitó un préstamo en una organización financiera en Jinotega, que le otorgó crédito y esto les permitió la compra de insumos y el pago a los colaboradores.
Guadalupe reconoce que a pesar de las dificultades que se ha encontrado en la producción de café, como los altos costos de producción, no se desanima, porque las fincas las ha levantado con tanto sacrificio: “eso me da fuerza de seguir, por eso les pongo más plata”.
Esta productora se ha destacado por cumplir con los pagos a las empresas financieras ya que su lema es: “Pagar y que me quede algo”.
Guadalupe se enorgullece de que con todos sus esfuerzos ha logrado la renovación en sus cafetales.
El ahorro
Antes de vivir en las comunidades de San Ramón, Guadalupe trabajó duro en una pulpería que tenía en la comunidad de la Fundadora, en Matagalpa, vendía todo tipo de productos y elaboraban nacatamales. Del dinero obtenido compraron su primera manzana de tierra en la comunidad La Pacayona. En ese tiempo, tenía 32 años.
Cuando Guadalupe se estableció con su esposo en La Pacayona, empezaron a establecer otro negocio para comprar más tierras, las que iban orientadas a la producción de ganado, agricultura y caficultura.
Ocupaban 13 manzanas para ganado, pero finalmente, decidió dejar la ganadería ya que le generaba demasiado trabajo, para ella sola. Y el cultivo de café, lo manejaba mejor.
La caficultora reconoce que estos tiempos son más difíciles para ahorrar e invertir en nuevas propiedades, pero el ahorro es necesario en tiempos de crisis, ya que le permite tener un fondo para resolver emergencias en su finca.
Orientar a otras caficultoras

Guadalupe ha compartido con otras productoras su visión de administración de los recursos: “Aconsejo a las caficultoras que se animen y sean rectas en sus cosas, principalmente, que saquen cuentas, por lo menos que digan voy hacer media manzana de café, cada cuánto de vara se va a sembrar, con cuantas plantas de café se puede hacer”, resalta.
La productora considera que uno de los mayores retos de la caficultura en Nicaragua son los altos costos para producir el grano, de allí la importancia de hacer un presupuesto.
Siempre cerca del café
Guadalupe inicia su rutina a las 3:00 am. Primero se encarga de hacer algunas labores de la casa, preparar comida para sus trabajadores y después de tomar una taza de café, se va a la finca: “Agarro mi canasto y me voy a cortar”.
Desde muy pequeña le enseñaron a apoyar a su mamá en las labores de la casa, ya que la madre era cocinera en una hacienda y tenía en ese entonces 9 hijos. En 1985 llegó un armado a la finca y privó de la vida a su papá.
A raíz de ese suceso, Guadalupe con 12 años tuvo que huir a la ciudad de Jinotega. En la ciudad de las Brumas trabajó por cinco años con una familia de hacendados cafetaleros, originarios de la comunidad de Plan de Grama en Wililí.
“Por algo sufrí para saber bien las cosas que estoy haciendo. Yo me siento bien, orgullosa y le pido a Dios que me siga teniendo así, con fuerzas para seguir haciendo lo que me gusta”.
Su legado
Guadalupe tiene 5 hijas y 1 hijo, los que ha criado sola. Todos son bachilleres. Una de sus hijas está estudiando ingeniería agrónoma y muestra mucho entusiasmo por el trabajo que hace su mamá.
Pero ya todos sus hijos se han ido de la casa, por ello Guadalupe se vale del apoyo de sus trabajadores para sacar la cosecha: “Los chavalos que me han ayudado ellos han estado al lado mío, no han tenido ninguna queja, ellos me saben comprender lo que estoy haciendo”.
Esta productora de café se involucra en todo el proceso de producción y esto lo considera como una gran fortaleza que le ha permitido sacar a flote su cosecha.
- Redacción: Claudia Pineda
- Revisión y edición: equipo coordinador y de comunicación de Nicafés